Blog sobre Francisco de Goya. Espacio de amistad que aglutine a todos aquellos amigos de Goya o de lo que representa Goya, a la manera de un club on line.

Real Goya

Categoría: Sin categoría Página 5 de 10

El sueño de la razón produce monstruos

foto1_realgoya_oct2014

En un pueblo llamado Codo, justo a 27,2 kilómetros de la casa natal de Francisco de Goya y Lucientes, en Fuendetodos, nació mi abuela materna siglo y pico después de la muerte de aquel. Parece mucho tiempo, pero quizá entre mi abuela y Goya puede haber únicamente unas dos o tres generaciones de diferencia. Pensar en todo ello me hace sentir a Goya no muy lejano.

Junto con mi actividad como pintor, mi vida profesional discurre entre el arte y la Bioneuroemoción.

Bioneuroemoción® es un método científico en el que estudiamos la afección de las emociones en la vida de las personas. Estudiamos nuestro inconsciente personal, el inconsciente familiar y el colectivo-social. Estudiamos cómo afecta todo ello a nuestra mente, a nuestra psique, y por resonancia, a nuestro cuerpo y a nuestras vivencias.

Más que cómo artista, me gustaría dar una visión personal de Goya desde mi actividad profesional de acompañante en Bioneuroemoción. Como pintor, lo que puedo decir es que Goya me maravilla por su genialidad. He observado de cerca sus planchas en la Calcografía Nacional en Madrid, son impresionantes. Se puede apreciar la fuerza de la mano del artista sobre el metal; me emociona. Incluso he podido ver de cerca sus pinturas en los muros de la Cartuja del Aula Dei. También he visto distintas obras suyas en diferentes museos. De todo ello me cautivan sus pinturas negras exhibidas en el museo del Prado.

foto2_realgoya_oct2014

Detalle de las pinturas negras.

 

Observo en la obra de Goya los impactos emocionales de la barbarie humana. Con sus imágenes y transcripciones de la realidad de su época, me conmueven las vivencias de la población de entonces. Pienso en ello, y se produce un nudo en el estómago. ¡Cómo somos el género humano! Si reflexiono un poco, quizá lo que más me conmueve es que no hemos cambiado mucho desde entonces, lo cierto es que no hay demasiadas generaciones de diferencia. Seguimos en una misma dinámica. Estamos heredando generación tras generación dicha barbarie, y hombres y mujeres no logramos finalizar con las experiencias traumáticas y dolorosas.

Goya hace consciente el inconsciente de una época. Saca a la luz la sombra humana. La hace presente al ojo del espectador. Da la sensación de que hace uso de una especie de surrealismo pictórico, pero nada más lejos de ello. Pone en relieve la realidad de la España de entonces. Pinta con extremado realismo, o más bien hiperrealismo, la oscuridad pesada del Inconsciente Colectivo –término acuñado por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, quien postuló la existencia de un sustrato común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón-.

En sus retratos, Goya muestra con gran gentileza las actitudes personales y las emociones de quien posa para él. Su paleta y sus pinceles expresan a través de una diestra mano, el ser en esencia. Producto de su alto grado de observación sintetiza con varios brochazos el alma de la persona. Su manera de observar, no deja de ser un arte tan o más sublime que el arte de su mano.

foto3_realgoya_oct2014

Goya absorbe en su corporalidad y en su psique lo que tiene delante de sus ojos. Realiza una especie de “acto vomitivo” con el pincel y la pintura. Percibe lo que el ojo no puede ver, lo somatiza y lo traduce en manchas de color.

Fe de ello, son sus pinturas negras. Las realizó tras visitar manicomios, cementerios y hospitales de apestados. Aquí se pone de manifiesto la sombra del hombre y la mujer en un absoluto realismo, incluso la sombra del colectivo del propio país. Absorbió y tradujo con pintura, lo que permanece oculto, lo no dicho, el pecado, el ahogo y el desprecio de hermano a hermano. Los monstruos del sueño de una razón sin razón.

No olvidemos también sus grabados, los desastres de la Guerra: las atrocidades hechas y vividas por hombres y mujeres. Quizá Goya, si no hubiese podido expresar –hablar- con sus grabados y pinturas, lo que sus ojos vieron, la realidad de su vida le hubiera llevado a la locura más intensa. Su rabia vital se expresa en la potencia de los trazos sobre el metal de las planchas de los grabados. Creo imaginar que su sordera fue un recurso de su inconsciente biológico para poder soportar tanto sufrimiento. Hizo oídos sordos a la violencia, a la sin razón, a lo peor que el ser humano puede expresar en el mundo físico. Puede que también hiciera mella en él la indiferencia de la nobleza hacia sus congéneres. No me extrañaría que pudiera comprobar de primera mano esa indiferencia de unos hombres y mujeres “nobles” hacia otros hombres y mujeres de los que únicamente les separaba la escala social; una estupidez de castas que la humanidad inventó no sé cuando. Otra sin razón.

foto4_realgoya_oct2014foto5_realgoya_oct2014

Al final, su salida de España a Francia parece que alivió la sombra que pudo atormentar su mente y su psique. Sólo hay que apreciar el cambio en su pintura, más dócil, más suave, más suelta, como por ejemplo en el cuadro La lechera de Burdeos.

En mi personal alucinación sobre Goya, veo a un hombre dotado de altas capacidades para el arte y la psicología; un gran ingenio para captar lo profundo de las personas. Es un hombre sensible ante lo humano.

Siguiendo con mi alucinación, creo intuir en su forma de observar, una capacidad psicoanalítica fuera de lo común. Sintonizó, como una antena, con la sombra humana. Tradujo con extrema realidad lo escondido, lo oculto en las mentes del inconsciente. También la belleza.

Cierro los ojos, y aquellos monstruos del sueño de la razón aparecen y se hacen reales hoy en día. Liberar la sombra heredada, liberar una razón sin razón.

Quizá la liberación pueda parecer que queda muy lejos de la esencia del corazón, que es el amor. Me atrevo a decir que no está tan lejos. Hay esperanza. Mientra haya un corazón que bombea, hay una luz de esperanza que ilumina nuestras conciencias con la esencia de lo que ya somos y nunca hemos dejado de ser, pese a la barbarie del ego.

Darle las gracias a Don Francisco por su legado tanto artístico como humano. Por su arrojo y su valentía, por su sinceridad de mostrar aquello que muy pocos se atreven a mostrar: los monstruos de la sin razón.

 

Eduardo Cebollada

Goya y la Fábula (1)

La fábula, pequeño relato en verso o en prosa destinado a ilustrar un precepto, constituye todo un género literario cuyas características serían definidas y perfiladas por los griegos, un pueblo que, en opinión de H. Taine, ha pensado tanto, tiene su espíritu tan bien hecho, que sus conjeturas se han encontrado muchas veces con la verdad. Sin embargo el origen de la fábula se remonta a las fábulas mesopotámicas llegadas a Grecia hacia el 2.500 A.C. y posteriormente a la India. Ambas vías, greco-latina e india, constituirán tradiciones que posteriormente contactarán con la Edad Media a través de traducciones árabes.

A pesar de que Esopo pasa por ser el divulgador de la primera colección de fábulas, no nos ha llegado nada de él -incluso su existencia es controvertida- y sus fábulas las conocemos por colecciones posteriores. En todo caso Esopo, a quien la tradición atribuye condición de esclavo de origen frigio, es autor conocido desde muy antiguo y constituye el primer modelo conocido y divulgado. (Julián Gállego dice que) fue primeramente esclavo, luego liberto y muerto por los vecinos de Delfos. Herodoto sitúa su vida entre 570 – 526 a.C. y Aristófanes lo cita como un referente habitual en sus comedias.

De naturaleza ficticia y alegórica, la fábula es un recurso de oradores para lograr la persuasión y no pretende tanto ofrecer un suceso irreal y no creíble, generalmente en el mundo animal, cuanto presentárnoslo por lo que este suceso simboliza a manera de meditación sobre el mundo de los hombres. Intercalada entre géneros como la comedia, por contraposición a la literatura épica, por ejemplo, con el paso del tiempo la fábula, por su formato y su facilidad, servirá a las distintas escuelas filosóficas –estoicos, cínicos- para la educación de los jóvenes, dado su alto valor moralizador y persuasivo. En todo caso, las fábulas de Esopo se caracterizan por la brevedad y la sencillez y se utilizarán, junto con las de Fedro, en materia de enseñanza dentro de una moral laica que esencialmente pretende enfatizar actitudes vigilantes ante la vida.

Así Fedro, en el siglo I, habla de enseñar deleitando:

Duplex libelli dos est: quod risum mouet

et quod prudenti uitam consilio monet

De manera que serán presentadas cumpliendo a la perfección la máxima horaciana del utile dulci, como testimonia el gramático y retórico latino Quintiliano (siglo I) y, ya en la Edad Media europea, muestra un Petrarca complacido al recordar sus primeras experiencias escolares.

Para F. Rodríguez Adrados, en las fabulas “El poderoso se impone, sean cualesquiera las razones del débil (…) Pero el débil puede ser superior en ingenio y triunfar con el engaño o la astucia. Y hay crítica y burla de la vanidad, la tontería, la codicia”. Según esta tesis, se comprende mejor por qué la fábula despierta más o menos interés en determinadas épocas históricas y grupos como los cínicos en la Grecia clásica y, como veremos más adelante, los ilustrados y liberales españoles del XVIII y XIX. Sobre todo habida cuenta de que la fábula, por sus características tan específicas, a pesar de ser utilizada para señalar abreviadamente los vicios humanos y también como método de primer adoctrinamiento escolar, no tiene necesariamente en el mundo infantil a su mejor público, puesto que en muchos casos será vía de procacidad y cinismo y en consecuencia mucho más adecuada para un público adulto.

Velázquez y Esopo

“En la Edad Media………fueron incrementándose paulatinamente las colecciones de fábulas esópicas.(…..) La literatura romance en la Península Ibérica ofrece buen campo para este espíritu fabulístico, y así puede apreciarse, por poner un solo ejemplo, en los varios apólogos insertos en el Libro del buen amor de Juan Ruiz”.

Sin embargo, la fábula como género había sido despreciada, cuando no ninguneada, por los tratadistas literarios hasta bien entrado el siglo XVII. Pero conviene recordar que Velázquez había vivido en el barroco, un período en el que el arte es teatral y artificioso, en el que nada era lo que parecía.

Según López Rey “El empleo de fábulas griegas a lo largo de la vida de Velázquez, hasta el final mismo de su vida, es tan reiterado que, fuera cual fuese la parte correspondiente al capricho del rey, no puede suponerse que estuviera animado fundamentalmente por un sentimiento de ironía y de crítica destructora, como no pocas veces se ha afirmado”.

Felipe IV había reunido en la Torre de la Parada a una serie de grandes artistas, de acuerdo en lo esencial con la creencia de que las gentes de talento no tienen nunca más talento que cuando están juntas. Y a tal fin, lo mismo que Rubens con sus Saturno, Vulcano y Ganímedes adornaban alguna de las estancias, el pintor flamenco Paul de Vos –cuñado de Snyders- también había participado en la decoración de la Torre ilustrando, precisamente, varias fábulas de Esopo, y probando una vez más que la fábula, como consejo o amonestación, sirve tanto para la literatura como para cualquier otra actividad artística.

Para J. Brown es igualmente posible que el Esopo y Menipo fueran la respuesta de Velázquez a otra pareja de lienzos de Rubens, Demócrito y Heráclito, que colgaban en el mismo edificio. Porque en la literatura clásica, Esopo ocupaba un lugar también como crítico de la vida apolínea o cultivada y no solamente como fabulador. Y en el contexto de la residencia de caza de los montes del Pardo, el retrato de Esopo junto con el del cínico Menipo, a su vez despreciador de la gravedad filosófica y exaltador de la sabiduría del hombre corriente, serían como los santos patrones de la vida sencilla.

En conclusión, Julián Gállego apunta que parece plausible que en un pabellón de esparcimiento -por más que la caza fuera un arte regio que preparaba la guerra-, se admitiera una decoración miscelánea en la que la sátira de la cultura antigua, tan evidente en el Siglo de Oro en la literatura como en la pintura, tuviera un lugar adecuado. Porque “si Demócrito, el que se ríe de todo, y Heráclito, el que toma todo como causa de llanto, se prestan a menudo a la sátira española, Esopo, que alecciona a los humanos por su semejanza con las bestias, o Menipo, en su cínica posición, tampoco estaban de más”.

Menipo y Esopo de Velázquez

Menipo Diego Velázquez, 1639 – 1640 Oleo sobre lienzo 179 x 94 cm. Museo del Prado, Madrid, España Esopo Diego Velázquez, 1639 – 1640 Oleo sobre lienzo 179 x 94 cm. Museo del Prado, Madrid, España

Los velazqueños Esopo y Menipo constituyen, por otra parte, característicos tipos pictóricos del siglo XVII en el que, como hará José de Ribera con su Demócrito, emplean a venerables figuras de la Antigüedad vestidas con harapientas ropas del XVII, con objeto de encontrar una forma ingeniosa de compendiar sus temas e ideas esenciales.

Pero él (el vendedor) no podía vestirle ni adecentarle como es debido, pues era un tipo grueso y completamente deforme, así que le vistió con una túnica de arpillera, le ató una tira de tela a la cintura y le colocó entre los dos bellos esclavos.

(De la leyenda biográfica de Esopo en la que se le pone a la venta con otros esclavos).

Finaliza J. Brown su ficha del retrato afirmando que nadie ha superado los resultados que obtuvo Velázquez cuando se acercó a éste especial género. Esopo, hombre de edad avanzada y rostro blando y cansado, lleva en una mano un estropeado libro e introduce la otra en la cintura del amplio paño que le sirve de poco favorecedor vestido. En la parte izquierda del lienzo aparece un cubo con un trozo de cuero que cuelga por fuera del recipiente, discreta referencia a la fábula en que un hombre vecino de una curtiduría acaba aprendiendo a tolerar los nocivos olores del cuero.

Ante un asunto imaginario como el de este lienzo, el pincel de Velázquez remonta el vuelo y transmite una sensación de sólida estructura, pero lo hace mediante unos tenues y nebulosos efectos de luz, de una extraordinaria delicadeza. Los rasgos faciales están conseguidos a base de pinceladas sumamente ligeras, y luego las luces son fragmentos irregulares de empaste de blanco de plomo. En el cabello de Esopo pueden apreciarse breves pinceladas y motas de pintura que le dan ese aspecto de encrespado y tieso.

En definitiva, Velázquez no logra finalmente una obra de la imaginación sobreexcitada, sino de la razón lúcida. Está hecha para durar por sí misma y sin ayuda, como tan genial y acertadamente sabrá captar Francisco de Goya cuando, mucho tiempo después, realice las primorosas reducciones de los cuadros de Velázquez que posee la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.

Continuará…

Gonzalo de Diego

Una buena noticia

Lo es, sin duda, el anuncio del Museo de Bellas Artes de Boston de que el día 12 de octubre próximo –fiesta nacional de España- inaugurará en su sede una excepcional exposición sobre Goya titulada : “Goya, Orden y desorden” (Order and disorder). La exposición se clausurará el 19 de enero de 2015 y supone la mayor retrospectiva de Goya en USA en los últimos 25 años.

En efecto, como comenté en este mismo blog en julio de 2013, hace exactamente 26 años se presentó públicamente lo que podríamos denominar como antecedente –glorioso- de la exposición que ahora nos anuncian.

En 1984 Eleanor A. Sayre inició y organizó los trabajos preparatorios de la muestra que en espíritu de ejemplar colaboración y ya en 1988 co-dirigió con el profesor Pérez Sánchez, entonces director del Museo del Prado. La magnífica exposición “Goya y el espíritu de la Ilustración”, una exhibición y un catálogo de referencia,  tuvo lugar en el Museo del Prado, Madrid (Octubre-Diciembre), en el Museo de BBAA de Boston (Enero-Marzo 1989) y en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (Mayo-Julio 1989). El éxito fue más que notable y su repercusión inolvidable.

Pues bien es ahora otra conservadora del Museo de Boston, doña  Stephanie Loeb Stepanek, quien al frente de un brillante equipo de colaboradores ha venido trabajando en la muestra que podremos contemplar a partir de octubre, si tenemos la fortuna de poder viajar a Boston. Gran noticia que desde la ciudad de Goya, a casi 6.000 km. de distancia, vemos con admiración y entusiasmo; sólo por el título elegido, alrededor del orden y el desorden de la creatividad de nuestro paisano, paladeamos un acontecimiento museal que se intuye con claridad como inteligente, atractivo, interesante y retador al mismo tiempo. Sólo esa mención, y la información complementaria, estimula sobradamente nuestra capacidad estética anticipatoria, la capacidad de la imaginación: la gran virtud, o vicio, que André Breton había aprendido de las páginas de Sade: “Querida imaginación, lo que amo sobre todo en ti es que tú no perdonas”.

unabuenanoticia_01

Desde la patria de Goya la exposición se adivina como todo un reto. Un asunto que sin duda ha tenido que obligar la agudeza y el trabajo tanto de la señora Loeb Stepanek, de apellido con notables resonancias checas, como de Frederick Ilchman y Janis A. Tomlinson, con contribuciones, entre otros, de Manuela B. Mena y de Gudrun Maurer.  El Museo anuncia que el discurso de la exposición, y del catálogo-libro, seguirá criterios temáticos innovadores, lo cual es muy de agradecer, y ya nos tiene impacientes a casi tres meses vista. Impaciencia en cierto modo premonitoria porque he de rogar al lector que me permita ahora, brevemente, hablar de algo que aunque parezca no tener relación, la tiene. Y mucha. Los franceses, que de eso saben bastante, hablan de que a la hora de comer en un restaurante en el que entramos por primera vez, en una sencilla casa de comidas o en un domicilio particular, por pura intuición sabemos cuándo vamos a comer bien. Es lo que en alta gastronomía se conoce como el efecto umbral que conocen, y dominan, los verdaderos «maître d’hôtel», capaces de calibrar al cliente desde el instante mismo de la entrada al comedor y que les permite, en un instante, hacerse una idea y, a continuación, anticiparse a los deseos del cliente. Ese mismo efecto umbral yo creo que también existe en el caso de las exposiciones, sobre todo en las exquisitas, en las que suponen un avance y son por ello especialmente paladeadas por los gourmands del arte.

Dejemos la aparente digresión y volvamos al asunto:  Muy de vez en cuando, porque no puede ser de otra manera, tenemos ocasión de que algunos de los grandes museos del mundo –como ejemplarmente lo son en materia de Goya el del Prado en Madrid y el de Bellas Artes de Boston- nos ofrezcan exposiciones ejemplares que inmediatamente se convierten en el renovado canon con el que aumentar todo el conocimiento que tenemos sobre este inmenso artista. Es el caso, afortunado, de la muestra que nos anuncian. Estamos seguros de ello. Más de 160 piezas en exposición, entre pinturas, estampas y dibujos fechados entre 1770 y 1828 y algunas de ellas nunca vistas en Boston, procedentes también del Louvre, Galleria degli Uffizi, Metropolitan, National Gallery y numerosas colecciones privadas.

unabuenanoticia_02

Ultima comunión de san José de Calasanz. Oleo /lienzo. 250 x 180 cms. Museo Calasancio. Madrid

Para mí es igualmente muy satisfactorio saber que en tan excelente exhibición figurará el soberbio lienzo de La Ultima Comunión de San José de Calasanz, al que me he referido in extenso en el ensayo Goya al límite que puede leerse gratuitamente en la tienda de Apple ibook store, así como en la web www.realgoya.com . Creo que es una pieza capital, importantísima en la carrera de Goya, una auténtica obra maestra y su elección supone uno de los hitos de esta exposición y un gran acierto del Museo de Bellas Artes de Boston solicitando su préstamo al Museo Calasancio de Madrid. Un cuadro que permitirá a los visitantes de la exposición apreciar la prodigiosa potencia pictórica de Goya en un año clave de su vida, 1819, en el que también pintaría las famosísimas pinturas negras, con un registro completamente distinto. Prodigio de versatilidad conceptual y demostración pedagógicamente impecable de lo que era Goya y cómo se expresaba ante sí mismo y ante el mundo. Esta exposición facilita todo ello con largueza. Gran noticia.

Gonzalo de Diego

Página 5 de 10

Funciona con WordPress & Tema de Anders Norén