Mariano Fortuny Marsal, grabador. ( Reus 1838- Roma 1874)
por Silvia Pagliano.

Recientemente se presentó en el Sala de Exposiciones IGNACIO ZULOAGA de Fuendetodos una muestra excepcional de los grabados de Mariano Fortuny,  procedente del Institut Municipal de Museus de Reus ( 28 de octubre 2016 – 8 enero 2017).

Fui invitada por RTV Aragón para comentar la obra allí expuesta, 29 grabados  realizados desde 1861 hasta 1870.

Parece un lugar común que toda obra grabada haga referencia a la de Don Francisco de Goya, en este caso está justificada la referencia pues se trata del lugar de nacimiento del Maestro, de la presencia del Museo que conserva sus obras y de la admiración que Fortuny profesaba a Goya.

 

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“2. Con razón o sin ella”
Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor
15 x 20,9 cm
Francisco de Goya (Desastres de la guerra)

 

Fortuny fue enviado por  la Diputación de Barcelona a la Guerra Hispano- Marroquí   como dibujante,  para dar testimonio de ese acontecimiento, ya ya que poseía  cualidades excepcionales. Este sería su primer viaje, en 1860,  y retornaría otras veces.  Fue una especie de “reportero gráfico” sin cámara, aunque ya entonces había testimonios de su uso en frentes de guerra como en Crimea ( 1853-54). Estos dibujos y apuntes sirvieron de motivo a sus pinturas La Batalla de Tetuán , 1863-1873,  La Batalla de Wad-Rass, y gozó de gran fama a través de ellas.

Estas obras no constituyen un “reportaje” en sentido tradicional. Recoge imágenes y las traslada al lienzo, con maestría pictórica, por supuesto, pero no hay drama, no hay denuncia de crueldad  ni barbarie en esta guerra,  no hay un ojo crítico, está en las antípodas de “ Con razón o sin ella”,  2/82  de Los desastres de la guerra de Goya. Fortuny era un esteta y también  un hombre melancólico quizás por ello hay distanciamiento en sus imágenes.

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“Herrador marroquí”
Aguafuerte y aguatinta
20,5 x 26,4 cm

 

En la obra grabada de Fortuny no predomina un “tema central”, como en el caso de Rembrandt o Piranesi, Ribera o Goya, en sus planchas toca diversos temas comunes en su época, como los de carácter costumbrista  (Mulero, Un piojoso, Mendigo, etc.)  ya conocidos en la obra de Rembrandt y Callot. Los grabados debidos  a su estancia en Marruecos  constituyen obras maestras del grabado: Cabileño muerto de 1867, Árabe sentado , Caballo Marroquí, Árabe velando el cadáver de su amigo . Influenciado por el paisaje duro y la intensidad de la luz africana los trasmite a sus planchas de manera asombrosa. Zonas de sombras y zonas de luz abrasadora. Cuerpos oscuros y telas relucientes. Son  aguafuertes  a veces combinados con  aguatinta, de gran delicadeza.

 

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“Guardia de la kabbalah en Tetuán” circa 1861
Aguafuerte.  21,4 x 16,5 cm.

 

No hay testimonios sobre su conocimiento de  los grabados de Goya, sí de la impresión que le causaron las pinturas del maestro cuando las vio en Madrid. Pero conocía el tratamiento de las luces y sombras del aragonés.

Se conocen 35  grabados en total,  en general de pequeño  y mediano formato de 10 x 6 cm hasta  40 x 50 cm algunos .

Su extraordinaria fama como pintor puso en segundo término la obra grabada ( y también sus geniales acuarelas) , donde Fortuny evidencia libertad y variedad de estilos en su manera de rayar  cuidadosamente, refinadamente o de manera nerviosa, rápida, azarosa, incluso frenética.

Genialidad y versatilidad de un artista muchas veces confundido con su hijo  Mariano Fortuny i Madrazo, conocido como decorador, diseñador, fotógra-fo, famoso entre la burguesía de Venecia. Nuestro artista fue reservado, tímido, poco amante de la fama y la vida social de la cual deseaba apartarse para gozar de plena libertad creativa sin las presiones de su éxito comercial, que nunca buscó.

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“Idilio”, 1865
Aguafuerte
20 x 14,5 cm

Su muerte temprana  a los 35 años, deja la incógnita acerca de su posible desarrollo artístico futuro,  algunos críticos conjeturan un viraje hacia el clasicismo, dada su inclinación hacia los temas de la Arcadia , como en Idyle. Su permanencia en Roma durante años le influyó profundamente,  admiraba el arte clásico y el Renacimiento,  del  cual tenía  un profundo conocimiento.  Otros críticos  hablan de su  tendencia al impresionismo ya evidente en la técnica pictórica de sus últimos cuadros.

Murió en 1874  y  su entierro en Roma fue apoteósico.

 

Silvia Pagliano.