Blog sobre Francisco de Goya. Espacio de amistad que aglutine a todos aquellos amigos de Goya o de lo que representa Goya, a la manera de un club on line.

Real Goya

Mes: julio 2013

Goya, Picasso y Francia (I)

Entre las muchas concomitancias, parecidos y semejanzas que, sin duda, podemos encontrar entre estos dos genios del arte universal, una de ellas y quizás la más importante sea su condición de españoles.  Y de españoles que vivieron en Francia exilios o estancias más o menos prolongadas y por diferentes motivos. Pero que nunca renunciaron a su condición de españoles, que se sepa.

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Autorretrato con gorrilla • Self-portrait with cap

 

Picasso vivió allí toda una larga y fecunda vida y, sin embargo, Goya lo hizo por un período de casi cuatro años y al final de su vida (30 Mayo 1824 hasta su muerte en 16 Abril 1828), con dos breves estancias en Madrid en 1826 (obtiene la Jubilación) y en el verano de 1827 para arreglar asuntos personales. Los motivos de sus, mejor llamémosles expatriaciones, fueron por su condición de españoles y en esencia por sus ideas avanzadas respecto a las imperantes en las respectivas autoridades de su país, sobre todo en el caso de Goya, y porque París es el foco de atracción y el centro del arte europeo y universal en el momento en que Picasso decide abandonar Barcelona, e iniciar una carrera con mayor carácter internacional.

No se conocen manifestaciones verbales ni escritas de Francisco de Goya en las que declarase su intención de naturalizarse ciudadano francés. Más bien, por el contrario, siempre se sintió profundamente unido a España y así lo manifestó frecuentando preferentemente círculos de artistas e intelectuales españoles, tanto en Burdeos, como en los escasos meses en que visitó Paris. Por otro lado, Goya nunca habló francés, cuestión harto comprensible por su avanzada edad y por su vulnerable condición de sordo casi absoluto. Y casi exclusivamente frecuentó ambientes españoles, salvo alguna excepción relacionada con artistas o con litógrafos.

Caso bien distinto es el de Picasso,  puesto que éste sí vivió prácticamente casi toda su vida en Francia. Se integró totalmente en dicho país aunque nunca renunció a su condición española, ni olvidó su nacimiento malagueño y la muy importante etapa de su vida en Barcelona. Puede decirse sin temor a equivocación que sí hay un Picasso francés, y muy francés, sin dejar de ser español y muy español. Cosa que no cabe tan apenas en la calificación de Goya.

 

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Autorretrato de Picasso a los 20 años • Picasso’s self-portrait at age 20

 

Así, siempre hemos pensado que Picasso nunca quiso nacionalizarse francés, aunque lo cierto es que sí deseó hacerlo en un momento determinado: Lo podemos leer en el libro titulado “Dans les secrets de la Police (Les trésors inédits des archives de la Préfecture de Police”) editado por L’Iconoclaste en 2008 y que recibo gracias a mi buen amigo y colega en el MGA Jean-Baptiste Bourrat, secretario general de Editions Les Arenes.

En dicho libro (págs. 230-231) Pascal Bonafoux reproduce las solicitudes de carnets de identidad hechas por Pablo Picasso y Olga Khokhlova, su primera mujer, ambos de nacionalidad española según consta en el recibo de la respectiva solicitud. La nacionalidad española de Olga lo es, naturalmente, por matrimonio.

Pero una cosa es pedir un obligado carnet de identidad de extranjeros y otra pedir la nacionalidad. La demanda de nacionalidad francesa de Picasso constituye todo un dossier que forma parte de un conjunto de archivos incautados por los alemanes en 1940, luego transferidos a la URSS en 1945 y devueltos al estado francés en 2001. El descubrimiento de semejante documento, en 2004, constituyó una gran sorpresa: el pintor nunca habló de esa solicitud con ninguno de sus familiares ni amigos.

Lo cuenta Pascal Bonafoux de la siguiente manera: “En este mes de abril de 1940, ¿qué sabe de él el funcionario de policía que lee y relee las piezas del dossier “Picasso”, pintor español nacido el 25 de octubre de 1881 en Málaga? El artista acaba de solicitar su carta de naturalización francesa. Desde principios de año, inquieto, Picasso no sabe qué hacer. La guerra declarada el 3 de septiembre de 1939 le enloquece. Confía a su secretario Sabartés: “Si hacen la guerra para fastidiarme, han llevado las cosas demasiado lejos, ¿no crees?”.[/one_half]

 

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Solicitud de nacionalidad francesa, firmada por Picasso • Application of French nationality, signed by Picasso

 

Está desamparado. En repetidas ocasiones, acaba de hacer  idas y venidas entre París y Royan, en donde, desde principios de año, alquila el segundo piso de la villa de los Voiliers. La propietaria no ha visto allí a nadie más que a él mismo y a su fiel Sabartés. El pintor se siente allí en terreno neutral, tan lejos de Dora Maar como de Marie-Thérèse.

¿Anarquista o comunista?

El funcionario de policía ignora, sin duda, que Picasso ha mandado embalar en decenas de cajas sus lienzos de la calle La Boétie y de la calle des Grands-Augustins, una empresa «tan complicada como desmantelar el Louvre». Por el contrario, sabe que  este pintor es célebre….. ¿cómo ignorarlo?  “Guernica” en el pabellón español de la Exposición internacional, ha escandalizado. Si, a los ojos del crítico de arte Jean Cassou, “expresa nuestra más íntima tragedia”, en revancha ciertos dirigentes de la República española han condenado una pintura “antisocial, ridícula y completamente inadecuada”.

De qué admirarse si, condenado por los comunistas, este pintor no sería anarquista, como le califica un viejo informe de 1901. Pero ¿la amistad que le une con Èluard daría a entender que fuera comunista?. Francia en guerra, se pregunta sin duda este funcionario, ¿tiene necesidad de dar la nacionalidad a semejante individuo?. Cuando incluso, según Cocteau, lleva “una vida de vagabundo bajo un puente de oro”… La administración dejará esta solicitud sin respuesta.[/one_half]

 

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Cajas, procedentes de Moscú, conservadas por la Policía francesa. • Boxes, from Moscow, preserved by the French police.

 

Lo cierto es que Picasso, coincidiendo con la invasión de Dinamarca y Noruega por las tropas de Hitler, solicita oficialmente la nacionalidad francesa y lo hace ante la autoridad competente el día 3 de Abril de 1940. Toda esta jugosa e interesante información viene ampliamente pormenorizada por Armand Israël en el libro escrito junto con Pierre Dax y que con el título “Pablo Picasso. Dossiers de la Préfecture de Police 1901 – 1940” fue publicado por Éditions Acatos en 2003.

El 23 de abril el Ministerio de Justicia francés solicita a la Prefectura de policía la  apertura de una encuesta que permita formarse una opinión sobre la solicitud. A tal efecto, el 26 de abril  la comisaría de policía de la Madeleine convoca a Picasso para el 7 de mayo y le solicita una documentación que, en resumen, corresponde a una declaración jurada de no haber sido nunca condenado en Francia, ni en España, ni en ningún otro país; su declaración de impuestos de 1939;  copia de su contrato de arrendamiento en el inmueble del 23, rue de la Boétie; un certificado de domiciliación, firmado por el portero de la finca, quien certifica efectivamente que Picasso vive allí desde 1918 y que incorpora también el visado del comisario de policía del distrito.

A la vista de esta solicitud la administración francesa emite dos informes, uno por parte de  la citada Comisaría de Policía del 8º Arrondissement  , que tiene un carácter formal de policía de proximidad; este informe, de 9 páginas, es favorable y consta de declaraciones, documentos y dictámenes sobre el estado civil y situación familiar del interesado, su domicilio, su conducta, la moralidad y su lealtad hacia Francia y su situación militar, su grado de asimilación, su utilidad social y su salud; también sobre su situación económica en la que, por cierto, figura que Picasso había pagado 700.000 francos de impuestos por el año 1939; se añaden sus limpios antecedentes judiciales  y se concluye, el 30 de abril de 1940 con: “Buenos informes”, “Opinión favorable”.

Fin Parte I

Eleanor Axson Sayre y Zaragoza

En un excelente artículo de César Pérez Gracia, publicado en Heraldo de Aragón en febrero pasado, homenajeaba este a la señora  Eleanor Sayre (1916-2001), nieta del que fuera presidente norteamericano Woodrow Wilson, y  fallecida a los 85 años en Cambridge, Massachusets.

En dicho artículo se pormenorizaba sobre el interés de determinadas personalidades de la alta cultura norteamericana por el arte de Goya y la cultura española a partir de los años 50 del pasado siglo, tras la  estela de los medievalistas de Harvard que descubrieron el monasterio románico de Iguácel en 1928, en el valle del río Aragón, cerca de Jaca.

Y que Eleanor Sayre visitó Zaragoza en 1954, como conservadora asistente del Museo de Boston, consultando y copiando las cartas de Zapater a Goya. Aunque por entonces no conocía nada del español, sentía una voracidad inmensa por aprender el idioma de Goya. Multilingüe y  arrebatada por los enigmas de Goya, consiguió que su Museo adquiriera una treintena de sus dibujos y hacer del de Boston una referencia mundial en el conocimiento de Goya.

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“Loco pr. errar” Album G, 44. Lápiz negro. 191 x 146 mm. Boston. Museum of Fine Arts

El 17 de mayo del 2001 informaba el New York Times que Eleanor Axson Sayre, fallecida el sábado anterior, 12 de mayo, era una autoridad en los grabados de Goya y una de las primeras mujeres conservadoras en el Museo de Bellas Artes de Boston.

Nacida en Filadelfia en 1916, tras sus estudios en historia del arte en el Bryn Mawr College en 1938, completados con dos años de estudios de graduación en Harvard, su primer trabajo en la Yale University Art Gallery siguió en  el Lyman Allen Museum de New London (Conneticut) y en el Rhode Island School of Design Museum de Arete en Providence.

Se unió al staff del Museo de Boston en 1945 como conservadora asistente  de Dibujos y Grabados, y ya como conservadora en 1967. Se retiró en 1984 y fue nombrada conservadora emérita del Departamento de Estampas, Dibujos y Fotografías del Museo y continuó trabajando en su despacho en un manuscrito sobre los “Caprichos” de Goya, hasta que su salud se lo permitió.

 

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“El Gigante”. Hacia 1818 (?). Aguatinta. 285 x 210 mm. Biblioteca Nacional. Madrid

Ya en 1984 Eleanor A. Sayre inició y organizó los trabajos preparatorios de la muestra que en espíritu de ejemplar colaboración y ya en 1988 co-dirigió con el profesor Pérez Sánchez, entonces director del Museo del Prado. La magnífica exposición “Goya y el espíritu de la Ilustración”, una exhibición y un catálogo de referencia,  tuvo lugar en el Museo del Prado, Madrid (Octubre-Diciembre), en el Museo de BBAA de Boston (Enero-Marzo 1989) y en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (Mayo-Julio 1989).

La señora Sayre había contribuído, de manera capital, a la correcta conservación de los dibujos de Goya existentes en el Museo del Prado e igualmente mantuvo siempre una relación muy estrecha y provechosa con el citado Museo. El gobierno español, en un acto de estricta justicia, le concedió la Medalla de Oro de las Bellas Artes en el año 1991.

Pero aquella visita a Zaragoza, en 1954 no fue la única. Hubo al menos una más. Soy testigo personal de la que Dª Eleanor SAYRE realizó a Zaragoza durante la exposición “Dibujos de Academia (Propiedad de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País)” celebrada del 17 de Octubre al 10 de diciembre de 1983, en el Centro de Exposiciones y Congresos de la Caja de Ahorros y M. de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, sita en la calle San Ignacio de Loyola número  seis.

Yo era, desde 1976, el responsable de exposiciones de la Caja y en aquella ocasión, a lo largo de los trabajos preparatorios y de catalogación de la muestra, -en el invierno, primavera y verano de 1983- solicitamos la colaboración de la especialista en Goya en el Museo del Prado, Dª Manuela Mena. En la fantástica colección de la Económica habíamos catalogado algunos dibujos que, a nuestro entender, eran susceptibles de ser obras originales de Goya, como el posible autorretrato desnudo,  entre otros.

 

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“Laocoonte (copia del yeso)”. Dibujo. 482 x 344 mm. ¿Francisco de Goya? RSEAAP

Dª Manuela Mena aceptó gustosa la invitación de la Caja y vino a Zaragoza a conocer de primera mano los originales. Tras su visita y estudio nos confirmó la autoría de Goya en el caso de dos dibujos (el citado posible autorretrato desnudo y el dibujo, copia de un original de Batoni también en la colección de la Económica). Indicó igualmente que en su opinión había algún dibujo más que quizás podría atribuirse a Goya, como así hicimos constar en el catálogo de la exposición en el  relativo al Laocoonte, o el catalogado con el número 16, de autor desconocido.

Pues bien, la exposición se inauguró el 17 de Octubre con asistencia de numerosísimo público  y comenzó su andadura con éxito notable.

Un día que no recuerdo con exactitud, telefoneó Dª Manuela Mena para indicar que se encontraba en Madrid la conservadora de grabado del Museo de Boston y que quería venir a Zaragoza a conocer los dibujos de Goya de la Exposición.  En efecto, el día convenido Dª Eleanor Sayre acudió directamente desde la estación de ferrocarril y le mostramos los dibujos. Se manifestó encantada de verlos, de comprobar su excelente conservación y de la calidad indudable de los mismos. En un español impecable, hizo muchos y muy interesantes comentarios. Disfrutó muchísimo a lo largo de las pocas horas de su estudio y nos dijo que estaba en Madrid, con el patrocinio de la casa Kodak, para probar en directo una nueva cámara fotográfica con  la que podía realizar fotografías de hasta un metro de longitud.

Tuve ocasión de compartir un café con Dª Eleanor, en una cafetería situada enfrente de la Caja. En la conversación pude apreciar la gran sabiduría de la señora, su categoría personal, su elegancia y esmeradísima educación. Toda una dama llena de sencillez, señorío y simpatía. Me habló de su trabajo en Boston, de su muy buena relación con el Prado y de su enorme admiración por Goya. Me invitó a preguntar por ella si yo iba por el Museo de Boston, en el que me recibiría encantada y me mostraría los goyas del mismo y fue, en resumen, una delicia y un gran honor poder compartir aquella mañana con ella.

Antes de despedirnos, me propuso directamente que si le llevábamos esos dibujos a Madrid, nos haría unas fotografías en ese gran formato y que ofrecía gratuitamente las mismas para la Caja y la Económica. Por desgracia Dª Eleanor partía de regreso a Boston en una semana y no fue posible llevar a cabo semejante operación, dado que los dibujos estaban expuestos al público. No deja de ser una lástima el no poder contar con el testimonio material de aquella visita.

Sirvan estas líneas como recuerdo entrañable, agradecimiento personal y emocionado homenaje a quien tanto amó a Goya y todo lo que de tan vital éste representa.

Gonzalo de Diego

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