Entre las muchas concomitancias, parecidos y semejanzas que, sin duda, podemos encontrar entre estos dos genios del arte universal, una de ellas y quizás la más importante sea su condición de españoles.  Y de españoles que vivieron en Francia exilios o estancias más o menos prolongadas y por diferentes motivos. Pero que nunca renunciaron a su condición de españoles, que se sepa.

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Autorretrato con gorrilla • Self-portrait with cap

 

Picasso vivió allí toda una larga y fecunda vida y, sin embargo, Goya lo hizo por un período de casi cuatro años y al final de su vida (30 Mayo 1824 hasta su muerte en 16 Abril 1828), con dos breves estancias en Madrid en 1826 (obtiene la Jubilación) y en el verano de 1827 para arreglar asuntos personales. Los motivos de sus, mejor llamémosles expatriaciones, fueron por su condición de españoles y en esencia por sus ideas avanzadas respecto a las imperantes en las respectivas autoridades de su país, sobre todo en el caso de Goya, y porque París es el foco de atracción y el centro del arte europeo y universal en el momento en que Picasso decide abandonar Barcelona, e iniciar una carrera con mayor carácter internacional.

No se conocen manifestaciones verbales ni escritas de Francisco de Goya en las que declarase su intención de naturalizarse ciudadano francés. Más bien, por el contrario, siempre se sintió profundamente unido a España y así lo manifestó frecuentando preferentemente círculos de artistas e intelectuales españoles, tanto en Burdeos, como en los escasos meses en que visitó Paris. Por otro lado, Goya nunca habló francés, cuestión harto comprensible por su avanzada edad y por su vulnerable condición de sordo casi absoluto. Y casi exclusivamente frecuentó ambientes españoles, salvo alguna excepción relacionada con artistas o con litógrafos.

Caso bien distinto es el de Picasso,  puesto que éste sí vivió prácticamente casi toda su vida en Francia. Se integró totalmente en dicho país aunque nunca renunció a su condición española, ni olvidó su nacimiento malagueño y la muy importante etapa de su vida en Barcelona. Puede decirse sin temor a equivocación que sí hay un Picasso francés, y muy francés, sin dejar de ser español y muy español. Cosa que no cabe tan apenas en la calificación de Goya.

 

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Autorretrato de Picasso a los 20 años • Picasso’s self-portrait at age 20

 

Así, siempre hemos pensado que Picasso nunca quiso nacionalizarse francés, aunque lo cierto es que sí deseó hacerlo en un momento determinado: Lo podemos leer en el libro titulado “Dans les secrets de la Police (Les trésors inédits des archives de la Préfecture de Police”) editado por L’Iconoclaste en 2008 y que recibo gracias a mi buen amigo y colega en el MGA Jean-Baptiste Bourrat, secretario general de Editions Les Arenes.

En dicho libro (págs. 230-231) Pascal Bonafoux reproduce las solicitudes de carnets de identidad hechas por Pablo Picasso y Olga Khokhlova, su primera mujer, ambos de nacionalidad española según consta en el recibo de la respectiva solicitud. La nacionalidad española de Olga lo es, naturalmente, por matrimonio.

Pero una cosa es pedir un obligado carnet de identidad de extranjeros y otra pedir la nacionalidad. La demanda de nacionalidad francesa de Picasso constituye todo un dossier que forma parte de un conjunto de archivos incautados por los alemanes en 1940, luego transferidos a la URSS en 1945 y devueltos al estado francés en 2001. El descubrimiento de semejante documento, en 2004, constituyó una gran sorpresa: el pintor nunca habló de esa solicitud con ninguno de sus familiares ni amigos.

Lo cuenta Pascal Bonafoux de la siguiente manera: “En este mes de abril de 1940, ¿qué sabe de él el funcionario de policía que lee y relee las piezas del dossier “Picasso”, pintor español nacido el 25 de octubre de 1881 en Málaga? El artista acaba de solicitar su carta de naturalización francesa. Desde principios de año, inquieto, Picasso no sabe qué hacer. La guerra declarada el 3 de septiembre de 1939 le enloquece. Confía a su secretario Sabartés: “Si hacen la guerra para fastidiarme, han llevado las cosas demasiado lejos, ¿no crees?”.[/one_half]

 

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Solicitud de nacionalidad francesa, firmada por Picasso • Application of French nationality, signed by Picasso

 

Está desamparado. En repetidas ocasiones, acaba de hacer  idas y venidas entre París y Royan, en donde, desde principios de año, alquila el segundo piso de la villa de los Voiliers. La propietaria no ha visto allí a nadie más que a él mismo y a su fiel Sabartés. El pintor se siente allí en terreno neutral, tan lejos de Dora Maar como de Marie-Thérèse.

¿Anarquista o comunista?

El funcionario de policía ignora, sin duda, que Picasso ha mandado embalar en decenas de cajas sus lienzos de la calle La Boétie y de la calle des Grands-Augustins, una empresa “tan complicada como desmantelar el Louvre”. Por el contrario, sabe que  este pintor es célebre….. ¿cómo ignorarlo?  “Guernica” en el pabellón español de la Exposición internacional, ha escandalizado. Si, a los ojos del crítico de arte Jean Cassou, “expresa nuestra más íntima tragedia”, en revancha ciertos dirigentes de la República española han condenado una pintura “antisocial, ridícula y completamente inadecuada”.

De qué admirarse si, condenado por los comunistas, este pintor no sería anarquista, como le califica un viejo informe de 1901. Pero ¿la amistad que le une con Èluard daría a entender que fuera comunista?. Francia en guerra, se pregunta sin duda este funcionario, ¿tiene necesidad de dar la nacionalidad a semejante individuo?. Cuando incluso, según Cocteau, lleva “una vida de vagabundo bajo un puente de oro”… La administración dejará esta solicitud sin respuesta.[/one_half]

 

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Cajas, procedentes de Moscú, conservadas por la Policía francesa. • Boxes, from Moscow, preserved by the French police.

 

Lo cierto es que Picasso, coincidiendo con la invasión de Dinamarca y Noruega por las tropas de Hitler, solicita oficialmente la nacionalidad francesa y lo hace ante la autoridad competente el día 3 de Abril de 1940. Toda esta jugosa e interesante información viene ampliamente pormenorizada por Armand Israël en el libro escrito junto con Pierre Dax y que con el título “Pablo Picasso. Dossiers de la Préfecture de Police 1901 – 1940” fue publicado por Éditions Acatos en 2003.

El 23 de abril el Ministerio de Justicia francés solicita a la Prefectura de policía la  apertura de una encuesta que permita formarse una opinión sobre la solicitud. A tal efecto, el 26 de abril  la comisaría de policía de la Madeleine convoca a Picasso para el 7 de mayo y le solicita una documentación que, en resumen, corresponde a una declaración jurada de no haber sido nunca condenado en Francia, ni en España, ni en ningún otro país; su declaración de impuestos de 1939;  copia de su contrato de arrendamiento en el inmueble del 23, rue de la Boétie; un certificado de domiciliación, firmado por el portero de la finca, quien certifica efectivamente que Picasso vive allí desde 1918 y que incorpora también el visado del comisario de policía del distrito.

A la vista de esta solicitud la administración francesa emite dos informes, uno por parte de  la citada Comisaría de Policía del 8º Arrondissement  , que tiene un carácter formal de policía de proximidad; este informe, de 9 páginas, es favorable y consta de declaraciones, documentos y dictámenes sobre el estado civil y situación familiar del interesado, su domicilio, su conducta, la moralidad y su lealtad hacia Francia y su situación militar, su grado de asimilación, su utilidad social y su salud; también sobre su situación económica en la que, por cierto, figura que Picasso había pagado 700.000 francos de impuestos por el año 1939; se añaden sus limpios antecedentes judiciales  y se concluye, el 30 de abril de 1940 con: “Buenos informes”, “Opinión favorable”.

Fin Parte I